“Hace más de tres años que siento un dolor constante en gran parte del cuerpo durante todo el día”, afirma Natalia Gisele Scalise de 28 años. Ella tiene una lesión cervicodorsal producida por una extraña enfermedad crónica y autoinmune llamada neuromielitis óptica, que inflama su médula espinal, haciéndole sentir múltiples dolores, como ardor, hormigueos, espasticidades y calambres muy fuertes. “Me molesta hasta el roce con la ropa”, agrega la joven.
Natalia toma 30 pastillas por día, entre calmantes, vitamina, medicación psiquiátrica, entre otras, para adormecer levemente sus molestias. Según su médico neurólogo, la única solución viable es colocarle un neuroestimulador medular, un pequeño dispositivo electrónico que se implanta en el cuerpo para tratar un dolor crónico que no responde a otros tipos de tratamiento médico. Lamentablemente, su prepaga se niega a costear la operación y se vio obligada a pedirle ayuda a la gente para poder presentar un amparo.
Todo empezó en abril de 2015, cuando durante un fin de semana, tuvo una fuerte fiebre de 40 grados. Para el lunes, había desaparecido, pero comenzó a sentir los pies helados, además de no tener fuerzas para caminar. El miércoles le diagnosticaron, de forma errónea, una infección urinaria. El jueves no sentía la mitad de su cuerpo, desde el abdomen a los pies. Ese mismo día terminó internada, sin poder moverse y con un pronóstico poco prometedor.
Cuando finalmente le diagnosticaron neuromielitis óptica, también llamada enfermedad de Devic, su vida cambió drásticamente. “Me paso gran parte del día acostada, tratando de no pensar en el dolor. Me levanto para comer, para hacer algún trámite y para ir, cuando junto las fuerzas suficientes, a la universidad”, explica Natalia, que está tratando de terminar la licenciatura en organización industrial. Luego aclara: “Siempre acompañada de mi mamá, porque no puedo ir a ningún lugar sola”.
Las consecuencias de la enfermedad no solo son físicas, sino también psíquicas y emocionales. “La cabeza no me funciona como antes. Me cuesta el doble pensar las cosas, se me olvidan las palabras. Claramente como consecuencia de tomar tantas pastillas. Es muy desgastante ver como esto parece no tener fin”, cuenta la estudiante, que desde los 24 no puede conseguir ningún tipo de trabajo.
Sus médicos probaron otros tratamientos, como darle numerosas y profundas inyecciones en la columna. Pero tampoco lograron calmar sus dolores.
Si bien el nueroestimulador se presenta como la solución más viable, su prepaga pone reparos a la hora de llevar adelante el tratamiento. “Ellos dicen que no hay datos científicos que comprueben al 100% que cure el Devic. Pero si no probamos jamás sabremos si resulta. Claramente todo lo que me hicieron hasta ahora no hizo más que empeorar las cosas”, opina.
Por esta razón, presentará un recurso de amparo para que la prepaga acceda a realizarle la operación con el médico y hospital que ella indique. Para realizar el trámite legal, Natalia pide la ayuda de la gente para recolectar 30.000 pesos necesarios. También está llevando adelante una colecta de firmas en Change.org
“Somos sólo mi mamá y yo, buscando la forma de solucionar esto. Lo único que quiero es parar con este dolor”, concluye.
Cómo colaborar:
-Podés apoyarla firmando su petición en Change.org
-O podés ayudarla a costear el recurso de amparo depositando dinero en la siguiente cuenta de banco
Cuenta Corriente Banco Santander Río
N° de cuenta: 791-350930/6
N° de CBU: 0720791688000035093068
CUIL/CUIT: 23-35168453-4
Titular: NATALIA GISELE SCALISE
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